15 días sin chemtrails… eso es algo que no he vivido en al menos 15 años. Sé que la falta repentina y tan prolongada de la mierda que nos echaban a diario conducirá a un shock orgánico, cerebral, mental, físico, metafísico, psicológico, sociológico, etc. Será el todo o nada, pero bienvenido sea. A nivel personal mi cuerpo está luchando a tope, intentando cada parte por su parte adaptarse a la libertad ganada.

No hay instinto de supervivencia. De haberlo, habría funcionado con todo el veneno puesto en circulación y las masas nos hubiéramos rebelado contra ser intoxicados una y otra vez. Lo que hay es un instinto de sacar las garras o gritar en momentos fuertes, pero un instinto de supervivencia no existe para nada. Está clarísimo.

La vida no precisa de ningún instinto de supervivencia, porque la vida no tiene fin. Es por eso que no lo tenemos. Puede que nos guste preñar o quedar preñadas, pero ese es el instinto del miembro, de la vagina, de los ovarios y de los testículos. Esa es su vida, esa es su forma de vida. Cada una de esas partes funciona por si solo. Al igual que el corazón, funcionan sin cerebro coordinando. No hacemos latir el corazón, sino que el corazón late por si mismo. Es un ente completo, que piensa, siente, reacciona, actúa, proyecta, pide… por el mismo. Todos los órganos lo son. Pero… el órgano de la supervivencia… ese no existe porque no tiene el más mínimo sentido en una vida sin fin.

Por eso no lo tenemos.

Las células del corazón no son células, porque no hay células. Lo que forma un corazón, formará un corazón dónde y cuando y como sea. Nada ni nadie puede impedir eso. Lo que forma un riñón, un hombro, una nariz… formará lo que quiera formar, y no lo que puede. No hay evolución, no vale más un corazón que un cerebro, ni un pie más que una farola. Todo es lo que quiera ser, y cada cosa es la suma de consciencia de lo que se quiera ser.

Me dijo un gran amigo hoy que quería creer que hubiese personas buenas en el poder, y le dí el siguiente simil en contestación:

Coloquemos un plástico flexible y transparente en un marco, lo ponemos horizontal y lo llenamos con un poco de agua. El plástico se hundirá un poquito hacía abajo, y el agua se concentrará en el centro. Si ahora colocamos nuestra pequeña construcción sobre cuatro patas variables en altura, podemos colocarlo en el exterior a pleno sol. Ajustando la altura del aparato, podemos concentrar los rayos de sol hasta que el punto en el que convergen generará temperaturas de entre 400 a 1200 grados celsius. Pura física. Una lente Fresnel. El agua actúa como lente que focaliza la energía del sol en un punto concreto. No lo hace cuando está libre, sólo lo hace cuando se le aprisiona entre un marco uniforme.

Bueno, pues… cuando se unen miles de miles de humanos, lo que hacen es unir miles y miles de cuerpos de agua hasta formar una masa, que vista desde lo alto parece uniforme, con una superficie más o menos lisa. Somos agua, nadie lo duda. El poder es simplemente un marco que concentra la energía de todos en un punto, y ese punto está inalcanzable para la masa que lo genera. Así es con la lente Fresnel, cuyas aguas están aisladas de la energía que proyectan o producen. Unirse en masa es servir al poder.

La solución está en comprender que el agua siempre encuentra un camino de salida. Ese camino se abre en el lugar dónde exista la máxima presión sobre lo que aprisiona al agua, y será una sola microgota la que romperá finalmente el plástico, o la prisión, generando la primera y cada vez más creciente apertura por la que el resto del agua saldrá. Es decir, quienes no coinciden con la sociedad en un 99%, quienes ocupen el lugar más alejado de la superficie brillante, y quienes aprovechan tenerlo todo en contra o encima de sus espaldas para estamparse una y otra vez contra los muros de la mentira hasta pulverizarlos.

El poder en cambio, rige desde la superficie, precisa el brillo y ciega así a quienes miran en su dirección. Vive sin esfuerzo, porque está sostenido por millones de partes. Disfruta un 1% de la superficie de aire libre, mientras que un 99% sufre su ausencia.

 

Yo sé dónde estoy. Tengo 15 días de cielos sin chemtrails ahora en mi existencia. Sé que el plástico está finalmente cediendo.

Y sé dónde estais, queridas amigas y amigos.

Por vuestros empujones lo sé, 🙂