Enero:

Primer paso:

No deja de sorprender que gastemos más tiempo en pensar lo que vendrá después de la vida que en como llegamos a ella y hasta aquí.  De resolverse el pensamiento a la inversa, es divertido apreciar lo mucho que deberá haber costado materializarse en vida, y lo poco que significa su duración. El milagro ya está hecho.  El trabajo – si de trabajo se puede hablar – se hizo ANTES de comenzar a vivir.

Febrero:

Segundo paso:

A veces hay que dejar que toda esa parafernalia dedicada a destruir la esperanza de salida del infierno se sienta a sus anchas. Que crezca la mierda, contigo sin moverte, sin reaccionar ni con atisbo siquiera. Hasta que te cubra, y entonces tampoco ha de salir el más mínimo movimiento de ti. Después de tantas oleadas, ya sabes que el menor latigazo neuronal en arreglar lo que sea atraerá de todas todas a lo que esconde la mierda, aquella cosa que nunca saldría a por ti en campo abierto, o al aire libre, o bajo la luz de un sol protector. Esta vez no te moverás. Es así como te anticiparás al mes de febrero. Tres días antes y bajo toneladas de basura.

Y observarás en vez de ser devorado. Verás como pasan cerca, a través tuyo incluso. Los estudiarás. Verás que hay caminos que andándolos en la imaginación, te revelan el camino de suerte. Esquivarás todas las trampas.  Subirás tanto en el número de tus aciertos, que te será difícil contestar a preguntas sobre la causa de tanta suerte.

Cómodamente bajo toneladas y toneladas de mierda pura. A sabiendas ya, y con los pelos de punta, que la imaginación no existe. No se llama así lo que tu has activado en tu quietud.

Marzo:

Tercer paso:

Dicen las malas lenguas que el jóven fotógrafo zen se encontró con tanta miseria a su alrededor, que rompió el sello de la segunda prohibición y se puso en contacto con su hogar. He aquí la transcripción de las pocas palabras que envió y recibió.

«¿Queréis que les perdone, que no tenéis suficiente con que me haya perdonado a mi mismo? ¿No es aún suficiente el sufrimiento para que sigais atormentándome con una vuelta de tuerca más a cada día, a cada hora?»

Se produce uno de los ocho silencios únicos que sonaron y sonarán en este sistema solar. Luego una voz sin voz resuena en la cabeza del jóven fotógrafo zen. El jóven fotógrafo zen absorbe la contestación, deja caer la cabeza sobre el pecho, evacuando todo el aire de pesar acumulado en espiración completa, ondulada y definitiva.

«Soy y no estoy en este planeta, como lo soy sin estarlo en todos los demás dónde se haya producido la vida. Soy el colector de datos, el colector de la experiencia, el ser que absorbe al quedar absorbido, el que acumula y lo vive todo, hasta el más mínimo detalle. Tal es mi grado de capacidad de absorción, que sólo un porcentaje ínfimo de todo lo que me trago se quede en mi memoria. Casi todo se va enseguida hacía dónde estoy, aquí y ahí dónde no necesito ser. »

«En mi reflejo, estás como un tú, desconectada tu parte de percepción de nuestro ser. Ese yo convertido en tí busca al igual que otros miles y miles en cada planeta de como encontrar una salida, ya que en todos los planetas y universos desde que nos los encontramos, ocurre lo mismo, se dispensa la misma brutalidad y el mismo dolor y sufrimiento. La vida es una desconocida, aunque esté dispersa como arena después de un tsunami galáctico.  No sabe de dónde viene, ni hacía dónde va. No percibe por si sola lo que causa a si misma. Se basa en si misma, y eso la ciega y controla, limitándola una y otra vez hasta la saciedad de la repetición eterna.»

«Nada ni nadie en esta configuración y nivel material que haya sentido algo por algo o alguien, nadie así de ser jamás tendrá que albergar el menor pesar por lo que ocurre. Si lo hace, es porque desea participar activamente en resolver el enigma, a sabiendas que le doblará el espinazo de forma constante y desconsiderada. Es la integración total, el unirse durante un tiempo a la vida para garantizar que no quede lugar por investigar, mirar, observar, u olvidado. Esa es la búsqueda de verdad de este y todos los universos.»

El joven fotógrafo zen levantó la cabeza.

«Por un lado es condenadamente simple perdonarles a todos. Por el otro…» El joven fotógrafo zen se ralentizó en su pensamiento, pero repentinamente sintió llegar el respiro en las zonas más oscuras y dañadas de su cerebro. «… por el otro lado también es condenadamente fácil perdonarles, y especialmente a ti.»

Dicen las malas lenguas que el joven fotógrafo zen volvió a su casa, bajo el cielo estrellado. Beutelgeuse en perpendicular. «Este es el primer mes en muchas vidas, que es mío.», murmuró como sanamente pudo.

Abril:

Cuarto paso:

Ábrelo.  Aunque millones a tu alrededor estarían gritando de pánico al saber lo que vayas a abrir. Ábrelo. Para eso llegó. Para ti.

Mayo:

Quinto paso:

Haz esa llamada de socorro. Pide que tu familia, tu verdadera familia, se una contigo en tu progreso. Pídeles toda la ayuda que necesites y más. Mayuda. Mayday. Sin cesar, ahora que estés de rodillas. Cuando devuelvas con las manos llenas, observa a los niños como te reconocerán. A ti, y a tus artilugios sembrando salud y bienestar. Fijo. Period.

Junio:

Sexto paso:

A los dioses de pacotilla no les fastidia más que uno cualquiera se niegue a hacer el tonto por más tiempo. Así es en mi caso, es decir que siendo tonto de entrada hasta estas fechas, ya he servido bastante de espectáculo. Si quieren algo más en las altas esferas, que levanten sus culos amorfos del sofá y muevan al menos un par de dedos, dándole a las teclas milagrosas adecuadas.

 (09 de junio).– He tenido un sueño esta noche. Complicado sueño, con una realidad física poco común. En el aparecía sobre el lugar que yo considero hogar en el sueño, un rectángulo sólido flotante e inmóvil, a unos mil o más metros de altura, con un tamaño de aproximadamente 600m por 800m. El espesor del rectángulo o plancha negra era mínimo, quizás de unos 3 metros. Tuve una primera impresión de que alguien había colocado un toldo o capota fija en el cielo, para asegurar sombra o un espacio protegido.

 (13 de junio).– Aquí la sensación de una catástrofe inminente, una presión que intenta aplastar a todo ser vivo, una especie de puño gigantesco que intenta apretar la vida hasta sacarle la última gota, un chupa-almas planetario…
Pero… no parece tener la misma fuerza duradera como la tuvo el 7/11. Pega fuerte, quita vida… pero quien se levanta ignorando su debilidad, descubre pronto que está incluso más fuerte que antes.  Contramedida extrema: 528 Hz, reparación del ADN. http://www.youtube.com/watch?v=N6IEIANncwY, por ejemplo.

 (14 de junio).– Otro sueño de esos que ya se sabe lo que son. Al menos estábamos vestidos de gala, en nuestros uniformes.

 (15 de junio).– Otro sueño así. Llegada masiva de naves, entre minúsculas a gigantescas. Para decirlo de forma diplomática, evitamos que se llevara uno de esos invitados a un bebé. Al despertarme tuve la sensación de una presencia.

 (16 de junio).– Otro sueño más por el estilo.